A veces odio tanto, que mi sangre se vuelve un veneno tan poderoso que aturde a mi alma, y aunque evito volver al principio de la autoflagelación como único antídoto, mi inconciente manipula grotescamente a mi cuerpo buscando el ansiado alivio.
Hoy al ver fluir nuevamente mi sangre de forma tan violenta, he sufrido un breve episodio de euforia como hacía mucho tiempo no sentía; mi cuerpo tembló de placer mientras corría aquel liquido bermellón a traves de mi piel y mis pupilas se dilataron como al efecto de alguna potente droga.
Intentando frenar mi locura, oprimía la profunda herida para evitar que el río de vida siguiera manando, pero contra todo, este seguía avanzando y entonces el pánico llegó. ¡Alguien ayudeme!
by E. Malerige
1 comentario:
Crei que seria olvidado....
Vaya... dilemicos paradigmas...
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