martes, 15 de septiembre de 2009

Hoy debo decirte adiós

al andar buscando un archivo perdido entre esta maquina tan enmarañada, me reencontré con este escritillo que la muerte inspiró...publicado originalmente el 18 de Septiembre del 2005....dedicado a Ñeñecú (si...a uno de mis pericos)


Tu hermano llora, clama tu nombre y con la mirada te busca; pero en la habitación tan sólo estoy yo, con los ojos enrojecidos por tantas lágrimas. Mis manos tiemblan al recordar tu cabeza herida entre ellas. La sangre corría y yo, yo no sabía que hacer. Quería matar a quien te había hecho eso, pero al tener al asesino enfrente, con su cara de desconcierto, simplemente volteé mi rostro para no verle más...


Tu hermano me pregunta una y otra vez por tu paradero. Yo me quedo callada y me limito a abrazarlo, y en mi desesperación por aliviarle su dolor, me he puesto a cantar imitando tu voz tan tierna, tan maravillosa; pero el nudo en mi garganta puede más y regreso al silencio de la muerte. Y en mi mente están tus ojos que lentamente se cerraban, echando un último vistazo al mundo del que te marchabas....


Tu hermano, entristecido, no deja de llamarte; y mi voz se quiebra al intentar calmarle porque yo también te quisiera aquí. La agonía que viviste en aquellos últimos instantes, me partían el alma en cientos de fragmentos. No quería mirarte y sin embargo de tu lado no me apartaba; y trato de consolarme pensando en que tu espíritu en libertad ahora vuela; que tú esencia salió de ese cuerpo ahora frío y, sencillamente, no sufrirás más. Pero tu hermano aún llora y no comprende, y yo le abrazo y le beso, más para alivio mío, pues hoy debo decirte adiós...




by E. Malerige

1 comentario:

profanador de palabras dijo...

hijoesuma!!!

no manches, mejor sigue escribiendo sobre sexo!!!

nos vemos girasol, jajajaja ¡girasol! que chido!!!


cuidate mucho, te amo!!!