sábado, 27 de junio de 2009

de la reunión de unos súcubos

Ha marcado el reloj la "hora", y las cinco damas montan la carroza que las ha de transportar a través de una noche sin luna y cargada de humedad que invita al desnudo del cuerpo y del alma. El reencuentro esperado.


De algun morral ha surgido vino, y de entre los labios mil historias eroticas que intentan ser romanticas pero que entre la risa pierden a las palabras cariñosas para dejar solamente lascivia, el comun denominador de aquellas almas etereas, traviesas. Toda una delicia de tertulia andariega. Y las estrellas de pronto aparecen, tan de repente como el vino se extingue. Todas se miran, cada una con diferente disfraz, tan variable como la personalidad de los hombres de los cuales hablan, critican, aman, se burlan o les lloran.


Surgen confesiones que terminan siendo tan solo afirmaciones de secretos a voces, y las féminas vuelven a carcajearse mientras buscan más vino y algo de nicotina. Y con el humo surgen imagenes de parejas revoloteando en camas, sofas, suelos, montes, aguas, mundos alternos; con amor, con pasion, con lujuria y una que otra desventura. ¿cuantos labios has besado? - se preguntan, y todas miran al cielo.


El tiempo sigue pasando, el licor sigue pasando, el humo se escapa por la ventana dejando el rastro por la avenida que hemos atravesado ya infinidad de veces. No hay lugar adecuado donde parar, es mejor seguir avanzando como lo han hecho sus vidas que se niegan a dar una despedida a las demás presentes. Eternas amigas, malvadas amigas. "Ustedes son mi mala influencia" se escucha por ahí, y las sonrisas se alborotan mientras sus mentes piensan en la forma en que cada una ha modificado la vida de la otra.


La busqueda del lugar tan amado por una vejiga a punto de reventar comienza, nadie quiere seguir riendo, es casi imposible detener la avalancha amenazante, pero los cuentos acaban en chistes obscenos que obligan a retorcerse para soportar y llegar aun secas al destino. ¡Odio tener la vejiga del tamaño de una nuez!.- Grita una de ellas, la que se viste de sombra y rara vez peina su melena. ¿Para qué peinarla si alguien la despeinará?


De nuevo la avenida, y las palabras siguen fluyendo, intercambio de trucos y consejos; de posturas y lugares que aun faltan por profanar. Alguna de ellas duerme ya, quizá soñando con el cuerpo de su amado que no ha degustado hoy, quizá solo meditando en uno que otro regaño, quizá solo recordando el momento en que el destino las juntó. Tantas cosas extrañas que han sucedido y al final, al final todas siguen estando ahí, de uno u otro modo.


La madrugada amenaza con volverse amanecer, es momento de volver a los aposentos. Una última copa en forma de botella para brindar por el momento, y luego la despedida que en realidad es un "Hasta luego". Hasta la próxima "hora".


by E. Malerige

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