Desearía que de verdad no fuera solo un sueño tan surreal como malvado. Desearía que todo hubiera quedado en un sueño tan lascivo como lejano. Desearía no desear tanto, y poder esperar a la sorpresa de los momentos que brinda el destino, sin tener ideas preconcebidas ni prejuicios.
¿Qué hacer ante el placer de las arañas, de tejer extensas telarañas que me roban el sueño de tan hermosas que son? Dime que volaremos esta noche, a través de las constelaciones hasta llegar a un nuevo sol. Que bailaremos al ritmo de los sapos que cantan, cual coro de siniestros angeles, desde el popal que sirve de paisaje a la única ventana de esta torre de inseguridades.
Se dejan escuchar, desde el inframundo, serenatas con canciones siniestras para niñas lloronas; que sin tener poesía escrita con miel sobre petalos de rosas, provocan sonrisas acompañadas de autoerotismo a través de un recuerdo que anhelo se convierta en cuerpo que comparta mis sábanas, que se enrede entre mis piernas.
Cabalgaré esta noche hasta que mis gritos se conviertan en cocuyos que iluminen a tu rostro, desencajado ante el placer de ser inundado por las fantasías de una criatura que parece llevar en su palpitante centro, la energía contenida de una supernova. ¿Podrás dominar tal tumulto de convulsiones y erupciones de ardiente lava cristalina?
Tu lengua tan cerca, tan lejos, tan adentro de mis pensamientos. Tus dedos etereos desgarran a mi piel, liberando a los espíritus que en mí estaban prisioneros. Y las sombras salen a danzar... a danzar y escribir mil historias en la arena, para que las olas de este mar se las lleven muy lejos, mientras se tropiezan entre la espuma las letras de un Te Amo que quizá lleguen a otros ojos transformadas en Ausente, dándole otro final al eterno cuento de nuestros amoríos a la luz de la luna.
by E. Malerige
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